sábado, 13 de febrero de 2010

la boda de mi mejor amiga



Antes de nada debo decir que no soporto las bodas, pero cuando mi amiga me llamó para anunciarme que se casaba estas navidades, no dudé ni un instante para contestarle que allí estaría, aunque tuviera que recorrer medio mundo, o el mundo entero si era necesario, pero en ese momento tan importante para ella, no la iba a defraudar. Ella, que representa la amistad con mayúsculas, me pedía además ser testigo. No os imaginais la ilusión que me hizo que, a pesar de los kilómetros que nos separan y del tiempo que nos aleja en la vida cotidiana, contara conmigo de esa manera tan especial. Ella es una amiga del alma, inquebrantable a pesar de mis ausencias, paciente en mis vaivenes, que cuida la amistad como un tesoro y siempre tiene tiempo para escuchar a las amigas desarraigadas.
Allí estuvimos, y fue la primera vez que pude comprobar que ese dicho tan cursi de lo radiantes que van las novias, encajaba a la perfección con ella. Asistimos muchas amigas, estoy segura que para muchas era su mejor amiga, pero todas tuvimos un sitio especial que hizo del momento un recuerdo especial.
Madrid estaba helado, con ese ambiente navideño mezcla de belenes y rebajas, pero en la fiesta tuvimos un calor y una emoción inolvidable. Gracias Marisa, ya sabes lo mucho que te quiero.

1 comentario:

  1. Seguro que tu muy querida amiga se sentirá muy reconfortada de tenerte, sobre todo después de leer esta entrada en la que expresas tan rotundamente tu sentimiento de Amistad. Felicidades y, ¡saludos desde la Luna!

    p.d.: Gracias por haberte hecho un hueco en la Luna.

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