
Me encantan las buganvillas, en las casas encaladas con porches luminosos o en los jardines con tapias centenarias. En primavera siempre me apetece comprar plantas y, como no tengo jardín, he comprado una pequeña buganvilla para regalar a mi suegra. Sólo le faltaba una, ya que su jardín tiene ya el porche y la tapia, en él ya huele a verano.
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