domingo, 20 de enero de 2013

una cena maloliente





Ayer tuvimos cena en casa, ya que  las celebraciones del príncipe no cesan, y su cumple se convierte en un ritual que dura varios días, con el pequeño grupo de amigos que frecuentamos. Ante el diluvio universal que nos rodeaba, decidimos que la entrega de los obsequios se haría en casita.
Como la mayoría de ellos son solteros, independientes, libres como los pájaros y no tienen descendencia, el pequeño es para ellos un sobrino especial.  Y claro, los regalos, a pesar de mi insistencia de no más regalos, llegan y son esperados con impaciencia. Eso a mí no me gusta nada, por más que intento enseñar a que a la gente se la quiere sin más, me resulta muy difícil competir con la sociedad de consumo. Y eso que yo apenas le regalo nada, pero el muy listo sabe a quién tiene que pedírselo.
La pareja de ayer, bueno, lo de pareja habría que matizarlo, pues ya no preguntamos en que estado sentimental se encuentran, tras tantas idas y venidas, tragedias griegas, irse a comprar tabaco o lo siento no lo pude remediar me enamoré perdidamente pero sólo fue un espejismo, y ahora somos los mejores amigos del mundo, nos entendemos como nadie pero hay algo que nos impide estabilizarnos. Tengo que reconocer que la culpable de conocerse fue mía ya que que esta pareja es amiga nuestra por separado desde hace mucho tiempo, ella amiga mía de la infancia  y él adquirido hace mas de quince años por trabajo. Hemos vivido pues las idas y venidas en primera línea de fuego, y sus otras parejas entre tanto, que se convirtieron también en amigas, o sea, un lío de película.
La cena fue divertida, lo mejor, el pequeño cuando entra en la cocina y me ve atareada y me dice, puaj comida maloliente ( era el olor del salmón y de las anchoas, entre otros) y le explico que es lo que le gusta a nuestro amigo, que es vegetariano o como dice un sobrino mío cuando habla de él, tu amigo el herbívoro, el pequeño me suelta que horror, tenemos un amigo que le gusta la comida maloliente. Casi me parto de risa, lo tuvo difícil para recibir los regalos entre la cena espantosa y maloliente.

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