jueves, 17 de diciembre de 2009

buenos aires

Fue por trabajo, pero acabaron resultando unas vacaciones inesperadas. A veces el destino te juega una estupenda pasada y los inconvenientes que retrasaron nuestra estancia en la ciudad nos permitieron disfrutar del inicio de la primavera austral. Desde San Telmo con su bullicio dominguero, fragmentos del pasado convertidos en souvenirs para turistas, donde pequeños puestos familiares comparten espacio con la última moda del diseño pudimos reencontrarnos con la ciudad. Un cafecito en la plaza Dorrego, o mejor un submarino en el bar que lleva el nombre de la plaza para coger fuerzas para recorrer todo el mercado, puesto por puesto y descubrir tesoros ocultos, en su mayoría inútiles y sorprendentes.
La semana la aprovechamos tanto como pudimos, comidas típicas en restaurantes especializados en carne, como Las Lilas en Puerto Madero, o en comida italiana como el Broccolino de la calle Esmeralda 776, el concierto de ACDC en el estadio del River Plate, la clase de tango en un garito para turistas donde se nos apareció la mismísima Evita cantando.
La confusión con El Ateneo, antiguo teatro rehabilitado y convertido en libreria, nos llevó al café Tortoni que tras la cola de espera y el ambiente turístico conseguimos pararnos en el tiempo y aproximarnos a los felices años 20.
Y los paseos por Corrientes, o Córdoba, La Recoleta o Caminito y los tangos, las milongas, los piqueteros, los remix, la Casa Rosada, el río de la Plata y el Pelusa, el Che, Evita, Gardel y los gallegos...tantos gallegos.

buenos aires

Al fin volvimos, pasaron 11 años desde la primera vez que descubrimos el encanto de Buenos Aires. Aquí os dejo el sonido de su recuerdo.

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