domingo, 30 de junio de 2013
o todo o nada
Não suporto meios termos.Não me dôo pela metade, não sou tua meio amiga nem teu quase amor. Ou sou tudo ou sou nada. Não suporto meio termos. Sou boba, mas não sou burra.
Clarice Lispector
la buscarás con afán
"Pero tú la amas. Te destrozará el corazón. Dalo por hecho. Qué trágico. Ya estás enamorado. Y aún cuanto te garantice que esta muchacha te herirá terriblemente, la buscarás con afán. ¿No es grandioso el amor?"
Grandes esperanzas
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sábado, 29 de junio de 2013
la cuenta atrás
Vacaciones, momento para renovarnos y volver con fuerzas para el duro invierno, que se acaba de marchar. A los que os vais, felices vacaciones, los que todavía nos quedamos, disfrutar la espera.
viernes, 28 de junio de 2013
jueves, 27 de junio de 2013
atrapada
Hay momentos que el trabajo te atrapa, como en una tela de araña y no te deja escapar, te detiene y te impide avanzar. Así me siento hoy, agotada e inmóvil, presa de la gran araña, espero que no me coma pues se va a indigestar.
miércoles, 26 de junio de 2013
martes, 25 de junio de 2013
aislados
Sólo cuatro días, sin teléfono, internet ni ningún tipo de forma de comunicación, lo mas parecido que conozco es la película Aislados, que me alucina.
Le prometí al pequeño unos días para él, para celebrar el fin de curso y nos hemos ido a celebrar el san João en Porto y comenzar, por fin el verano de verdad, con calor a rabiar y mucha risa. Ahora a esperar que podamos volver a escapar.
jueves, 20 de junio de 2013
escríbeme algo
Ayer una amiga querida me mandó un mensaje cariñoso de buenas noches, no sería mas tarde de las diez y me decía que ya estaba en cama, agotada por una dura jornada, en una semana dificil y en un largo, largo invierno que ha devorado a la primavera. Me pedía algo que me gustó, mas bien me emocionó, me pedía, escríbeme algo, que me gusta mucho cuando escribes y me relaja, me hace soñar.
Sólo con que por unos momentos consiguiese que se pudiera olvidar del trabajo, los problemas y las complicaciones de la vida cotidiana, merecería dedicarle este pequeño rato que dedico también a soñar.
miércoles, 19 de junio de 2013
f/64
En 1934, Imogen Cunningham funda con un grupo de fotógrafos, entre los que se encuentra Edward Weston, el grupo f/64 con una defensa al realismo en la fotografía, la nitidez en una clara contraposición al pictorialismo.
Imogen Cunningham
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la isla desierta
He leido en un blog que me gusta mucho una pregunta que me dejó pensativa durante unos segundos, la pregunta es: que palabra te llevarías a una isla desierta?. La respuesta no tiene duda, aunque para ser interesantes podriamos decir, libros, protección solar o un teléfono movil, yo sin lugar a dudas me llevaría la palabra compañía, la vida no tendría sentido sin esa compañía.
martes, 18 de junio de 2013
lo mas parecido al paraíso
Queda lejos de todo, llegar hasta allí es toda una aventura y parece que te trasladas a otro mundo. Ó cabo do mundo, como también le llaman. Lugar de leyendas, entre los acantilados más altos de la Europa Occidental y donde remata la Vía Lactea. Siempre me atrajo, desde que, siendo niña me llevaron por primera vez; el lugar tiene algo especial y una de sus tradiciones cuenta que si no vas de vivo, irás de muerto, tres veces en forma de animal. Curiosa mezcla cultural, con trazas a mi entender casi budistas. Aquí hoy tomamos un café reparador, aprendiendo de sus gentes, conociendo un poco mas de la herba de namorar, de os andresiños, los pequeños exvotos de alegre colorido y de su paisaje, su mar, en fin, un lugar para perderse, y encontrar la paz.
lunes, 17 de junio de 2013
un pez gordo
En mi último viaje:
Así que eres gallega?.
Si.
Qué bonito es Galicia y qué bien se come ahí, hace un par de años estuve recorriendo con mi marido las rías. Pues yo tuve un novio gallego ( yo creo que todo el mundo tuvo alguna vez en su vida un novio/a gallego/a). Mi novio era de un pueblo costero, se llamaba Bueu, lo conoces? (como no voy a conocerlo? ).
Para ser amable e interesarme en la conversación pregunté: Y volviste a saber algo de él?.
Pues si, por casualidad tengo una amiga gallega que lo conoce, ahora es importante, se dedica a la política ( que raro, verdad?) y es un pez gordo, manda mucho, un cacique, ahí les llamais así, no?.
domingo, 16 de junio de 2013
el traje de neopreno
Salvando las distancias, que son muchas... este verano me veo así. Tras un día de playa con una temperatura del agua que cortaba los pies de lo congelada que estaba, decidí que voy a ir a la playa con un traje de neopreno, pero sin tabla, con el único fin de no congelarme. Y eso que el monitor de la piscina que le está enseñando a nadar dice que tiene miedo al agua, que es muy respetuoso y bastante inseguro, ja, ja, lo tiene totalmente engañado ya que me he pasado el rato amenazándolo con sacarlo del agua o sí o sí, en una playa de anuncio, donde sólo había surferos y nosotros, disfrutando de nuestro primer día de playa y sol. Como pueden tener los niños esa capacidad de bañarse en un congelador y no sentir frío?, esto es un castigo por todos los años que no puse un dedo en el agua, pues nunca era lo suficiente caliente para mi.
seamos machos
El único miedo que los latinos confesamos sin vergüenza, y hasta con
un cierto orgullo machista, es el miedo al avión. Tal vez porque es un
miedo distinto, que no existe desde nuestros orígenes, como el miedo a
la oscuridad o el miedo mismo de que se nos note el miedo. Al contrario:
el miedo al avión es el más reciente de todos, pues sólo existe desde
que se inventó la ciencia de volar, hace apenas 77 años. Yo lo padezco
como nadie, a mucha honra, y además con una gratitud inmensa, porque
gracias a él he podido darle la vuelta al mundo en 82 horas, a bordo de
toda clase de aviones, y por lo menos diez veces. No; al contrario de
otros miedos que son atávicos o congénitos, el del avión se aprende. Yo
recuerdo con nostalgia los vuelos líricos del bachillerato, en aquellos
aviones de dos motores que viajaban por entre los pájaros, espantando
vacas, asustando con el viento de sus hélices a las florecitas amarillas
de los potreros, y que a veces se perdían para siempre entre las nubes,
se hacían tortillas, y había que salir a media noche a buscar sus
cenizas del modo más natural: a lomo de mula.
Una vez, siendo reportero de un diario de Bogotá, en una época irreal
en que todo el mundo tenía veinte años, me mandaron con el fotógrafo
Guillermo Sánchez a perseguir una mala noticia en uno de aquellos
Catalinas anfibios que habían sobrado de la guerra. Volábamos sobre la
plena selva de Urabá sentados en bultos de escobas, porque asientos no
había en aquel sepulcro volante, ni una azafata de consolación a quien
pedirle el número de su teléfono en el paraíso, y de pronto el avión se
metió a tientas por donde no era y se extravió en un aguacero bíblico.
No sólo llovía afuera, sino también adentro. Agarrándose a duras penas,
el copiloto nos llevó un periódico para que nos tapáramos la cabeza, y
vimos, con asombro, que apenas si podía hablar y le temblaban las manos.
Ese día aprendí algo muy alentador: también los pilotos tienen miedo,
sólo que a ellos, como a los toreros, no se les nota tanto en el
temblor de las manos como en las supersticiones. Un amigo español -tan
temeroso del avión que nunca viajaba sentado- lo descubrió una mala
noche de invierno en que lo invitaron a presenciar el decolaje en la
cabina de mando. Era en Nueva York, durante una tormenta de nieve, y la
tripulación permaneció muy serena en la cabeza de la pista, hasta que le
dieron la orden de decolar. Entonces, como si fuera un requisito
técnico insalvable, todos se persignaron al unísono. Mi amigo,
comprendiendo que en el fondo de su alma también los pilotos tenían
miedo, le perdió para siempre el miedo al avión.
Yo tuve una prueba todavía más sutil volando por entre las estrellas
sobre el océano Atlántico. Hablando de todo, le pregunté al comandante
por otro piloto amigo que había sido mi compañero de escuela. Yo
ignoraba, por supuesto, que se había estrellado en el aeropuerto de
Tenerife cuando trataba de aterrizar en medio de la borrasca. El
comandante me lo dijo de otro modo, pero más revelador:
-Se retiró de la compañía hace tres años, en las islas Canarias.
Sin embargo, el buen miedo al avión no tiene nada que ver con las
catástrofes aéreas. Picasso lo dijo muy bien: «No le tengo miedo a la
muerte, sino al avión». Más aún: hubo muchos temerosos que perdieron el
miedo al avión después de sobrevivir a un desastre. Yo lo contraje como
una infección incurable volando a media noche de Miami a Nueva York, en
uno de los primeros aviones a reacción. El tiempo era perfecto y el
avión parecía inmóvil en el cielo, llevando a su lado esa estrella
solitaria que acompaña siempre a los aviones buenos, y yo la contemplaba
por la ventanilla con la misma ternura con que Saint-Exupery veía las
fogatas del desierto desde su avión de aluminio. De pronto, en la
lucidez de la vigilia, tuve conciencia de la imposibilidad física de que
un avión se sostuviera en el aire, y me juré que nunca volvería a
volar.
Lo cumplí durante diez años, hasta que la vida me enseñó que el
verdadero temeroso del avión no es el que se niega a volar, sino el que
aprende a volar con miedo. Es una especie de fascinación. De todos los
temerosos insignes que conozco, el único que de verdad no vuela es el
arquitecto brasileño Oscar Niemayer. En cambio, su compatriota George
Amado, que es un timorato aéreo de los más grandes, ha tenido la audacia
poética de volar en Concord desde París hasta Nueva York, para allí
tomar un barco que lo llevara a Río de Janeiro. El escritor venezolano
Miguel Otero Silva y el director de cine brasileño Ruy Guerra, por
distintos caminos, han llegado a la conclusión de que la única manera de
combatir el miedo al avión es volando con miedo, y lo combaten casi
todos los meses. Carlos Fuentes, que no voló durante quince años y hacía
unos viajes épicos de ocho días, cambiando de trenes, desde México
hasta Nueva York, no sólo ha vuelto a volar, sino que la semana pasada
fue a dictar una conferencia en la Universidad de Indiana, en una
avioneta de un solo motor. Sin embargo, entre los grandes especialistas
del miedo al avión no hay ninguno mejor que don Luis Buñuel, que a los
ochenta años sigue volando impávido, pero muerto de miedo. Para él, el
verdadero terror empieza cuando todo anda perfecto en el vuelo y, de
pronto, aparece el comandante en mangas de camisa y recorre el avión a
pasos lentos, saludando a cada uno de los pasajeros con una sonrisa
radiante.
Mi madre no ha volado más de dos veces en su larga vida. Nunca ha
sentido miedo, pero conoce muy bien el de sus hijos -que son doce-, de
modo que mantiene siempre una vela encendida en el altar doméstico para
proteger a cualquiera de nosotros que se encuentre en el aire. Su fe es
tan cierta, que a uno de sus hijos -que es ingeniero de caminos- se le
cayó hace poco un buldozer en una cuneta. Mi madre oyó decir que el
rescate podía costar más de 100.000 pesos, y le dijo a mi hermano que no
gastara ni un céntimo, pues ella iba a encender una vela para sacar el
buldozer. Mi hermano la reprendió: «Sólo a ti se te ocurre que una vela
puede sacar un buldozer de una cuneta». Mi madre, impasible, le replicó:
-¡Cómo no va a sacarlo, si sostiene un avión en el aire!
Gabriel García Márquez
sábado, 15 de junio de 2013
el boca a boca
La semana pasada viajé a Barcelona, ida por vuelta, como se suele decir y a mi me da miedo volar, como a la mayoría de personas sensatas, supongo.Yo tengo claustrofobia, y si me encuentro aprisionada entre la ventanilla y un señor gordo, que no para de hablar con otro aún mas gordo, se me dispara el miedo. De nada me sirven los libros, revistas, mirar por la ventanilla, taparme los oidos para no oir al azafato el rollo de siempre, pensar en algo agradable...mis manos comienzan a sudar y me entra el pánico, por lo que cierro los ojos y ante la mirada de alucinado del compañero de viaje, paso unos minutos de horror.
Por un momento pensé en decirle a mi compañero que me contara algo, cosa que hago si la persona es conocida o que ya no me lo cuente y me deje tranquila, cosa que tambien suelo decir, porque mis nervios ya no me dejan escuchar, también podría decirle que me hiciera el boca a boca, pero esto sería patético e igual le coge gustillo.No puedo ver como cierran la puerta, pues me dan ganas de salir corriendo.
No siempre fue así, pasé mucho tiempo disfrutando del placer de volar, pero la ansiedad me produjo uno de los muchos efectos secundarios que padezco. Lo suelo controlar, y tras un rato de pesadilla, me introduzco en la lectura de lo que lleve conmigo y me olvido de todo el lío que monté, por eso leo tanto cuando viajo.
Tras pasar el día por el trabajo, ya de vuelta en el aeropuerto, tuve la suerte de conocer a un par de compañeras de viaje, de las que no se olvidan. Tras preguntarme vas al congreso y decirles que no, que volvía al pueblo, algo que les resultó divertido, les pregunté que congreso?, de Psicología, ah, entonces tengo pinta de psicologa, pues si la tienes, risas, debe de ser por las veces he ido, pensé yo. Las mujeres, de lo mas divertidas y habladoras, me acogieron en su grupo y al cabo de quince minutos, la gente pensaba que viajabamos juntas.
Aproveché para sincerarme y adelantarles que me daba miedo volar, y despues varias preguntas de profesional, se dicen entre ellas es fóbica. Eso te lo ayudaría a solucionar si tuvieramos mas tiempo, lo primero que debes hacer es sentarte en el pasillo, así tendrás mas espacio, por si necesitas levantarte y salir. A donde? pensé yo resignada.Y entonces comenzó un viaje de risas, historias de fóbicas como yo con final feliz , que consiguieron hacerme olvidar mi miedo a volar.
jueves, 13 de junio de 2013
el pomo de la puerta
A usted le gusta mucho la palabra amor, Pablo Picasso…
Claro que sí, incluso a una muchacha que me entrevistó para las Noticias le dije, usted sabe, para mí no existe más que el amor.
¿Usted ama mucho a la gente? Yo amo mucho a la gente, si no tuviera a la gente, me gustaría ser un pomo de puerta, o un búcaro de habitación, cualquier cosa…
¿Le gusta le televisión?… No mucho…
La tengo, tengo la televisión. Comencé un día porque había el matrimonio de Margaret, y alguien me prestó un aparato, entonces vi el desfile de la princesa Margaret, y después continué…
Mountains and Sea
Helen Frankenthaler, pintora expresionista abstracta, recibió una gran influencia de Jackson Pollock. Con una técnica basada en el vertido de la pintura directamente sobre el lienzo, primero a base de óleo muy diluido en disolvente y posteriormente con una pintura acrílica muy aguada, resultaba un efecto final similar al de la técnica de la acuarela.
En 1952 pintó Mountains and sea, obra con la que entró a formar parte de la historia del arte, iniciando esta técnica que sería un paso más en el método de goteo de Pollock, liberando el gesto, mucho mas libre y suelto, mientra mantenía la misma forma de contacto con la pintura.
Mountains and Sea
Helen Frankenthaler, 1952
"Helen was the bridge between Pollock and what was possible"
Morris Louis
miércoles, 12 de junio de 2013
el mundo se diluye
Tras pasar unos días con un
problema de salud que me tenía un poco preocupada y al fin salir de dudas
gracias a la oportuna visita médica que eliminó mi intranquilidad, vuelvo a
ver el mundo de otra manera. Que importante es la salud y cuántas veces lo
decimos y lo olvidamos hasta que entramos en la noria de la enfermedad. Cuando tienes
antecedentes familiares y has vivido por la dureza de una enfermedad grave
cerca, el temor acecha en el momento que menos te lo esperas y de repente, el
mundo se diluye, como una gran capa de niebla y sólo puedes ver lo que realmente
importa.
martes, 11 de junio de 2013
what do you think?
Tony Smith: What do you think of Picasso?
Jackson Pollock: Yeah, he has been.
Tony Smith: DeKooning?
Jackson Pollock: He's alright, he's learning.
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making love
En 1949, la fotógrafa Martha Holmes viajó hasta Long Island con el fin de realizar un reportaje sobre Jackson Pollock. Este trabajo dió a conocer al mundo la técnica del artista tras su publicación en la revista Life.
En la fotografía se puede ver a la mujer de Pollock, la también pintora Lee Krasner, observando a su marido.
Jackson Pollock: How do you know when you're finished making love?
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martha holmes
domingo, 9 de junio de 2013
shoot, shoot, shoot
One thing Life always taught us: They'd say, Film is cheap. Use it. Shoot, shoot, shoot.
Martha Holmes
Esta es la foto favorita de la fotógrafa Martha Holmes, una instantánea realizada en 1949 al cantante Billy Eckstin. Tuvo que ser el propio editor de la revista Life, Henry Luce, el que tomó la decisión de publicarla tras ver la magnífica fotografía del artista negro rodeado de fans blancas.
viernes, 7 de junio de 2013
la primera de la temporada
En el escaso descanso que me ha permitido el trabajo, conseguí apenas unos minutos para relajarme en el espacio que tanto placer me produce, el jardín, que no es mío, pero que cuido como si lo fuera. Es increíble los efectos curativos que ejerce la naturaleza en nuestra vida, siempre se habla del poder curativo de las plantas y de los beneficios de la vida en contacto con la naturaleza, pero es cuando tras alejarte durante un tiempo de ella, y recuperarla, aunque sea por poco tiempo, cuando retomas la tranquilidad y el placer de su compañía y recuperas la sensación perdida de disfrutar con el campo.
Y así pude ver a la primera de la temporada, una diminuta rosa de pitimini, una adelantada a sus compañeras que lucía en la mañana gris, de esta primavera que no llega y ya se está a punto de marchar.
jueves, 6 de junio de 2013
outros olhos
Mas, ao mesmo tempo eu queria acreditar que você era diferente, porque eu sempre tive esperança em você, sempre achei que você iria me fazer ver o mundo com outros olhos.
Tati Bernardi.
lunes, 3 de junio de 2013
por casualidad
Cada persona que pasa por nuestra vida es
única. Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros. Habrá los que
se llevarán mucho, pero no habrá de los que no nos dejarán nada. Esta es la
prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad.
Jorge Luís Borges
domingo, 2 de junio de 2013
ya falta menos
Que ganas tenemos de que llegue este momento, los dos. Que se terminen las clases, las prisas y disfrutar de volver a la arena y de cansarnos de jugar bajo la sombra de un toldo portugués, con buenos amigos, como siempre.
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días de vino
Sólo fueron dos días, pero en muchos momentos me acordé de la película Un buen año. El curso de iniciación a la cata de vinos que hicimos este fin de semana y la aproximación a un mundo del que soy una total analfabeta, me llevaron querer visitar alguna zona de viñedos de Francia o Italia y recorrer bodegas y paisajes y disfrutar, reir, comer y beber este verano, como la protagonista de Bajo el sol de la Toscana o de tener la suerte de heredar una casita y un viñedo como lo que le pasó a Russel Crowe en la película y que le cambió la vida. Yo estoy preparada.
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