martes, 31 de julio de 2012

libros para viajar



Hay libros con los que viajas mientras lees y otros que lees cuando viajas. Estos últimos, a los que no les exiges mucho nivel intelectual, resultan imprescincibles en las vacaciones.
Desde que tengo recuerdo, cada vez que voy de viaje, me acompañan uno o varios libros, muchas veces, o casi siempre comprados en el aeropuerto, en la estación del tren o en el lugar donde pasamos las vacaciones.
Estos libros, elegidos casi siempre al azar, tienen la capacidad de hacerme disfrutar doblemente, mientras los leo,  de forma insaciable, con las ganas de todo un año tras sesudas o aburridas lecturas, y cuando vuelven a mis manos tras un tiempo en la libreria y me recuerdan al lugar donde viajé, pues queda en su interior un billete de metro, una entrada a un museo o cualquier pequeño papel que utilicé en su momento de marcador y forma parte ya del libro.
Los libros vienen a mi de forma casual, comprados en el quiosco de la estación o en la tienda del aeropuerto, entre bestsellers y ediciones baratas. Ahora, al hacer memoria me doy cuenta que  muchos de ellos hablan de viajes y de mundos muy lejanos a mi, quizás en un intento de seguir viajando mientras viajo.
Y así, los cinco días pasados en Berlín por trabajo la primavera pasada, tienen el sabor a Saramago con su Viaje del elefante; las vacaciones del verano anterior, en mi querido Portugal tienen el recuerdo de Pakistan con Tres tazas de te de Greg Monterson; y de igual manera, viajé a Afganistán en la estancia en Buenos Aires con Cometas en el cielo de Khaled Hosseini, que me llevó a buscar su segunda novela Mil soles espléndidos ya de vuelta al hogar.
De mis primeros viajes por trabajo, hace ya unos cuantos años,  recuerdo dos libros con especial interés, porque me hicieron reir, sola, de forma contagiosa y sin poder controlar la carcajada silenciosa, de tal manera que llamé la atención de viajeros cercanos. Uno de ellos se me acercó con la curiosidad de conocer la causa de mi alegría con la lectura, con la envidia de estar en mundos diferentes al mío, pues era de un perfil de un ejecutivo que sólo sabe de problemas y soluciones de temas tan abstractos como la economía o la política. Eran, el ya conocido por el cine El diario secreto de Bridget Jones de Helen Fielding y Entre limones de Chris Stewart, con el que me entraron unas ganas enormes de dejarlo todo, como él por una casa en la Alpujarra.
Este verano, mientras espero que comience mi descanso, soñaré con mi próximo viaje entre los libros.

miércoles, 25 de julio de 2012

el jardinero fiel




El primer libro especial que guardo de mi infancia es una cuidada edición facsímil de Edith Holden, títulada, en la traducción española, La Felicidad de vivir con la naturaleza. Fue un regalo de mi padre, tras un viaje a la capital y visitar como hacía de costumbre alguna librería para encontrar alguna novedad que le pudiese interesar para su profesión o sus diversas aficiones.
Recuerdo que cuando me dio el libro, me dijo: Fíjate que bonito es, haz como ella, escribe un diario. Yo, impresionada por las magníficas acuarelas y los conocimientos sobre botánica de la escritora, decidí comenzar a escribir, pero lo dejé enseguida, consciente de mis limitaciones y quizás porque todavía era demasiado joven para comprender lo que mi padre me quería transmitir con esa sugerencia.
Con el paso del tiempo el libro ha vuelto a mis manos en diversas ocasiones, ya que  que ha permanecido cerca de mi desde entonces, en el estante de los libros especiales, de los que algún día hablaré. 
Esta noche lo he buscado, ya que soy de las que pienso que las cosas realmente importantes de la vida siempre ocurren por casualidad y aunque creas que controlas tu vida, es esta la que te controla a ti. Lo busqué porque me puse a pensar que no se si sería a causa del libro, al que yo siempre lo consideré una pequeña joya,  cuando se descubrió mi amor por la jardinería, el cultivo de las plantas ornamentales, el placer de llenarme las manos de tierra y ver crecer las plantas y  disfrutar de ellas en todas las estaciones o si el regalo llegó porque ya apuntaba ese gusto por los jardines.
De mi padre he aprendido muchas cosas, las mas importantes que sé y una de ellas es el respeto a la naturaleza y el placer de disfrutar del campo, de plantar, de podar, de ver crecer y reconocer el mensaje de un jardín. 
Sólo en el campo recupero la tranquilidad que me roba la  vida cotidiana y no hay como un mañana soleada en un jardín mediterráneo con el olor a lavanda y santolina, o una brumosa en uno atlántico, rodeada de robles, brezos, camelios, rododendros y mis queridas azaleas. Todo esto se lo debo a mi jardinero fiel.

buongiorno principessa





Como en la Vita é bella, cada día me levanto con la frase buongiorno principessa que me llega a través del teléfono y me envían desde Edimburgo. No sabes la ilusión que me hace leerla, con la alegría que me transmite y me dan ganas de levantarme con ánimo a pesar de los problemas que pueda tener. Ya se que cuento contigo y que los avatares de la vida nos tienen alejados fisicamente, pero que estás cerca y por si dudo, te encargas de recordamelo cada día.
Cuantas cosas hemos pasado ya juntos y cuantas aventuras nos esperan todavía por disfrutar. Tengo que aprender a bailar el tango, me imagino que será como con Al Pacino en Esencia de Mujer.  La música la eliges tu.

jueves, 19 de julio de 2012

como un lirón



He dormido diez horas, como un lirón, y sin tropiezos. Ya no me acuerdo de la última vez que esto pasó. La casa estaba en silencio y yo conseguir desenchufar el disco duro que me mantiene en vela muchas noches. Hace dos días que el pequeño se independizó, mi hermano lo invitó a irse con su familia a la playa y para mi sorpresa, pues era la primera vez que lo conseguiamos, dijo que si, que se iba dos noches.
Preparamos juntos su maleta, la ropa, los bañadores, gorros, juguetes y muchos muchos libros, para sentirse como en casa, y lo vinieron a buscar. Nos dimos un gran abrazo de despedida y le dije si quieres volver o hablar conmigo, píde que me llamen por teléfono, me contestó: no te voy a llamar.
La independencia llega a los cuatro años y estoy orgullosa de él. Acabo de llamar para preguntar como habían dormido y mi hermano me dijo que ya quiere volver, que ya han pasado las dos noches. Esta tarde lo voy a buscar, en mi descanso lo he echado mucho de menos.

martes, 17 de julio de 2012

lunes, 16 de julio de 2012

sábado, 14 de julio de 2012

la hipótesis




Cada noche, como un ritual, repetimos el proceso del baño,cena,cama con el intento muchas veces por mi parte de que dure lo menos posible y pierdo la paciencia aunque reconozco que disfruto tambien de momentos inolvidables. Esta noche me sorprendió con  mama tengo una hipótesis, la cama es grande porque tu eres grande tambien, se me quedó cara de cartón tras lo que lo contesté yo también tengo una hipótesis, es de noche por lo que tienes que dormir, a lo que me contestó, eso no es una hipótesis, las hipótesis son con las cosas no con las personas, por ejemplo, ese cuadro es grande por lo que tiene un angulo recto grande, si fuera pequeño tendría un angulo pequeño
Me quedé muda.
Donde has aprendido lo de las hipótesis?
En los dibujos de la tele ( tras lo cual se durmió dándome la mano, mientras me quedé un rato disfrutando de su compañía, pensando en la capacidad que tiene la vida de sorprendernos).

lunes, 9 de julio de 2012

viernes, 6 de julio de 2012

un bicho raro



Ayer tuve la oportunidad de participar en la grabación de un documental sobre la mujer trabajadora que me hizo recordar los últimos cinco años de nuestra locura de vida. Las preguntas estaban relacionadas con la decisión de ser padres, la inestimable ayuda familiar, los miedos durante el embarazo, el proceso del parto, la depresión en mi caso preparto, ya que despues del nacimiento lo que sentí fue un alivio infinito, la conciliación ( menuda palabra), la adaptación a ser tres en casa y la incorporación al trabajo. Me sentí como un bicho raro, ya que probablemente se esperaba que contestase cosas como qué realizada me sentí al ser madre, mi vida anteriormente no era plena o no tenía sentido, para nada cierto.
El primer día que me incorporé al trabajo, despues de las seis semanas obligatorias, sentí una enorme felicidad de volver a ser útil de modo profesional, y no me dio ninguna congoja dejar a mi hijo en brazos de mi marido, cerre la puerta y salí al mundo feliz como perdiz, eso sí tenía unas ganas enormes de volver. Ahora que han pasado cinco años de todo esto, se sin ninguna duda que aunque antes vivía realizada, ahora mi vida no tendría sentido sin él.

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