domingo, 19 de febrero de 2012

Capitanes Intrépidos



Como en Capitanes intrépidos, su vida fue desde el principio una aventura. Cada vez que venía a visitarnos, llegaba con sus bolsillos llenos de figurillas de ébano estilizadas que decoraban despues la librería como objetos exóticos rodeados de historias de países a los que posiblemente nunca iremos.

Traía el rostro renegrido por el sol y una risa ronca de los hombres vividores e historias que parecian increibles, cuando lo verdaderamente increible es que eran ciertas. Viajaba chapurreando un inglés aprendido entre paisajes infinitos y noches eternas donde conoció a gentes salidas de novelas de aventuras que terminaron por mezclarse en nuestra fantasía de niños.

Crecimos acostumbrados a su ir y venir, a sus llamadas de despedida y a las fiestas por su retorno, con la abuela agradecida por encontrarlo entero y sano, mientras él canturreaba siempre la copla " ese toro enamorado de la luna..." que conocimos mucho antes que la canción se convirtiese en un éxito veraniego.

Las películas de aventura terminan dejándote una sensación de felicidad, haciendote soñar durante un rato como podría ser tu vida en otros mundos, a pesar de que en ocasiones el héroe muere tras alcanzar la cumbre, como no podía tener otro final. Así nos has dejado.

Siempre que oigo la canción no puedo dejar de pensar en ti. Te quiero V.

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