ya falta menos

Todos los años, desde hace unos cuantos, pasamos el día 1 de noviembre en nuestro querido Portugal. 

Fue por casualidad hace ya mas de ocho años, que sin saber que hacer en un día festivo y soleado, decidimos ir a comer, dar una vuelta y de paso ver el Atlantico desde el país vecino.
Para nuestra sorpresa, cuando empezaba a oscurecer, pudimos ver desde el coche lo iluminados y animados que estaban los cementerios en los pequeños pueblos por los que la carretera nos traía de vuelta. Decidimos parar y entrar en uno que se encontraba a la orilla del camino y nos quedamos enmudecidos por la intensidad y belleza del momento, la visión de las pequeñas lamparillas rojas, con una luz  ambiental que en nuestro pequeño país llamamos entre lusco e fusco. Desde allí se podía ver el mar, donde el sol ya estaba hundiendose en lo profundo y la noche iluminada por cientos de velas y gente que entraba y salía en silencio, pero sin tristeza, como una gran reunión familiar.
De tal manera quedamos prendados, que desde entonces es una cita obligada y así será este año. Será la primera que que llevemos al pequeño y disfrutaremos del momento, en un día en el que hay siempre alguien para recordar.
La foto, que ya puse hace tiempo, corresponde al primer viaje, ay, parece que fue ayer.

que frío hace...

Menudo cambio de tiempo, hace unos días cenando tan ricamente en una terraza o tomando café al solecito otoñal y hoy, de repente, sin enterarnos, el nordeste, ese viento que te corta la cara y te hiela las manos, convirtiendo la calle en una carrera glacial por encontrar de nuevo el hogar. Y claro, como no se nos había ocurrido algo mejor que hacer, el pequeño decidió que era el momento ideal para ir al parque. En esta ciudad de provincias tenemos muchos parques, pero está claro que la mayoría de los que deciden la ubicación de los mismos o no tienen hijos o no van al parque con ellos, porque aquí hay unos cuantos en los que  te cueces en verano y te congelas con el vendaval helado en otoño y no te cuento en invierno. Evidentemente, el mas cercano es de manual.

Pero allí estabamos, como valientes. Como se lo habia prometido pensé que no habría mucho ambiente y se aburriría pronto, pues no, un enjambre de niños abufandados y de papas ateridos, ( curiosamente no había ninguna otra mama, alguna abuela valiente, pero los demás del género masculino) que me hicieron acordarme de sus parejas y lo bien que estarían calentitas en el sofá viendo la peli de la sobremesa o leyendo tranquilas y disfrutando del silencio. Cosas de la edad...

Ay, la salud...

Que importante es estar bien, verdad?. 

Estos días desde que volvimos de Madrid, falló la salud, vamos, que entró la peste en casa y hemos pasado la semana de medicos y hospitales. El stress pasó la factura al jefe y lleva toda la semana sin poder levantarse apenas de la cama. Hemos parado las maquinas y dedicar el tiempo a los cuidados. Y en ello estamos, nos estamos recuperando.

pasando la tarde

lo mas parecido a un sueño

Se acabó, ya me convertí en calabaza y el sueño del viaje dio a su fin. Estuvo genial volver al mundo del arte como espectadora y de disfrutar de Madrid como turista. Reencontrarse con el arte con mayúsculas en el Prado y conocer a nuestra Gioconda castiza, que al natural pierde. Una obra de perfecta ejecución pero que a nuestro pesar no creo que la haya pintado Leonardo, si no un discipulo de su taller.

Pero lo que mas me sorprendió y me dejó absolutamente entusiasmada fue el descubrimiento de Jean Paul Gaultier en una exposición que se acaba de inaugurar en la Fundación Maphre; tengo que reconocer que no era santo de mi devoción, pero era por una falta absoluta de conocimiento de su trabajo.

Un artesano de la  moda y unos trajes que son verdaderas obras de arte, con un montaje innovador que sorprende con una escenografía teatral, los maniquís parecen modelos reales, que cobran vida de modo mágico. Una exposición para no perderse. Aquí va una pequeña muestra:

regalar el tiempo

Me han regalado unos días, un tiempo para mi. Con la disculpa del trabajo, he viajado como "consorte" con el pacto de dedicarme al dolce far niente. Unos días para disfrutar de un descanso que ya me hacía falta y el cuerpo lo estaba pagando. Desde el lunes disfruto de Madrid, para mi y como me apetece.

Los paseos por Chueca y el Barrio de las Letras, los museos de siempre que nunca fallan, con los espacios nuevos que descubro y abren la mente a hacer cosas nuevas.

El tiempo me ayuda y dejando una alerta amarilla y un clima invernal, he venido a disfrutar de los retazos de verano que se resisten a marchar. Que bonito se ve Madrid en otoño... 

las oportunidades perdidas

Aprovechando el largo fin de semana, comenzamos con el traslado de la oficina. A veces la crisis (menuda  palabra, prometo no usarla mucho, me da yuyu) abre nuevas oportunidades, esto suena a tópico barato, pero en nuestro caso nos ha dado la oportunidad de retomar una idea que tuvimos hace unos años y que la vorágine del trabajo y los tiempos de bonanza nos hizo posponer, retrasar y hasta olvidar.

Nos dejamos llevar por los buenos tiempos y la comodidad de tener una oficina, que apenas utilizabamos, pero estaba muy cerca de casa, totalmente infrautilizada, pero chulita y en la esquina mas cool de la ciudad. Y pasó el tiempo, y las cosas cambiaron... y recuperamos la idea de trasladarnos a una casita vieja que tenemos en un barrio popular del casco histórico, un soho en pequeñito.

Esta idea fluctuaba en nuestra mente desde hacía mucho tiempo, pero la pereza y la falta de tiempo, la retrasaba, pensabamos en otros usos para la casa, hasta la posibilidad de sacarle una rentabilidad, pero que mejor rentabilidad que el propio disfrute, y en eso estamos.

La idea de abandonar un edificio de estirados y parecer algo que no somos es un aliciente, que añadido a comenzar desde el principio con un proyecto propio me apetece mucho.

Y en eso estamos, ayer comenzamos a limpiar y tirar cosas en un espacio que habiamos convertido en trastero y se convertirá en un segundo hogar. Es una oportunidad que consideraba perdida, pero la he recuperado con muchísima ilusión.

cosas que me gustan # 4

mi afición favorita para los domingos con tiempo revuelto: el pijama

la selva

Esta tarde tenemos fiesta de cumple de tres compañeras del cole del pequeño. Bienvenidos a la vida social.

Toda la clase invitada, por lo que es imposible decir que no, es de agradecer que se acuerden de uno, pero lo peor es para mi gusto, los sitios inmundos a los que se les lleva para que disfruten y de paso se traigan algún virus nuevo desconocido para ellos y para la familia. La primera y última vez que estuvimos, salimos con un virus en los pies y las manos, algo bastante frecuente y que suele habitar por estos sitios. Menos mal que el pequeño se da cuenta, que de selva, que es el nombre del local tiene bastante poco, salvo el bicherio que allí habita, y me dijo, vamos a estar poquito verdad?

dopo cena

Algo que me gustó de los italianos, que aprendí cuando pasé alguna temporada estival por ese país para estudiar un poco mas sobre los asuntos a los que me dedico ( esto suena a mafia o algo así, pero fui unicamente conocer el arte de restaurar al modo antico, como ellos llaman), fue que aparte de la costumbre de  quedar para cenar como tenemos nosotros, allí se acostumbra a quedar despues de cenar, a tomar una copa en casa, lo que ellos llaman dopo cena.

Es la disculpa ideal para reunirse, de modo informal, sin pasar el trabajo de ponerse a cocinar. Tambien es cierto que ellos, un poco mas europeos en sus ritmos horarios, toman la cena mas temprano. A mi me pareció algo perfecto, pero aquí no tenemos esa costumbre y queda raro, ya a cierta edad, que te aparezcan los amigos a partir de las doce de la noche en casa,  y para tomar la copichuela o el cafecito sales al bar,  perdiendo el encanto de recibir como hacen ellos.

...y van tres

Recuerdo esta pintura desde que tengo algún conocimiento sobre arte, y me imagino que ha sido de las primeras obras que aprendí y memoricé su nombre, La Gioconda, rodeada de ese halo de misterio, sobre el desconocimiento de la persona retratada, la enigmática sonrisa de la que tanto se ha hablado, con el tratamiento del sfumato, tan característico del autor y que hizo que la obra poseyera una importancia mundial. Que si Leonardo estaba enamorado, que si era el propio Leonardo, que se yo cuantas cosas hemos oído a lo largo de los años y ahora, sin saberlo, le ha aparecido una hermana gemela, que sin que se enteren en el Louvre, es incluso mejor que la primera y la teniamos en los almacenes del Prado, con todo lo que tenemos en España,  nosotros, a La Gioconda la tenemos en un almacén.

Y de repente, aparece una tercera, propiedad de un consorcio fantasma de suizos, que también tienen una propia y aparentemente, mas joven y lozana que la primera y que la nuestra, con la sensación de haberle implantado botox. 

Que podemos pensar? que significa todo esto y porque estaba tan retratada la buena mujer? Habrá que leer sobre el caso, ya que me tiene intrigada. Cada uno que juzgue por si mismo.

para viajar con ella

cumpleaños feliz

Espero ser la primera que te lo desee, aunque no lo leas muy temprano, que cuando tengas un rato libre puedas entrar en este blog de sentimientos, para encontrar que hoy se lo dedico a esa amiga especial, que está con nosotros mas que mi propia familia y ocupa un lugar muy  importante en nuestro corazón. Espera a Porto,allí lo celebraremos como es debido. Bss de tu familia de aquí.

Buff, los hombres...

Qué dificil es la convivencia, kilos de paciencia para aguantarme y para aguantarle. Menos mal que nos solemos llevar bien...porque hay días...que cogería una maleta y saldría en el primer avión a Pernambuco o a Madagascar, con los lemures, que deben de ser tipos tranquilos.En fin, como decía Audrey en Desayuno en Tiffanys, hay días rojos, este es uno de ellos.

esta tarde

anduvimos por aqui

amor al mar

Entre los libros que me estaban esperando, escogí para compartir la tarde con los juegos del niño, el catálogo de una exposición que descubrí hace un par de años en Madrid. Fue la casualidad de tener el hotel apenas a 100 metros del Instituto Cervantes, frente al Círculo de Bellas Artes, lo que nos hizo entrar a conocer ese majestuoso edificio, antes propiedad de un banco y rehabilitado en la actualidad como centro cultural.

No solemos visitar exposiciones, nuestro trabajo ya nos acerca demasiado a ese mundo y salvo que la ocasión lo merezca, solemos pensarlo bien antes de entrar.

Este fue un caso de flechazo inesperado, ya que tras las puertas del antiguo banco y con un título sugerente, como era  Amor al mar, las caracolas de Neruda, se escondía una interesante exposición que nos llevó a conocer la afición del poeta a la malacología, de tal intensidad, que le llevó a confeccionar una inmensa colección de caracolas, que posteriormente donó a la Universidad de Chile.

"En realidad, lo mejor que coleccioné en mi vida fueron mis caracolas. Me dieron el placer de su prodigiosa estructura: la pureza lunar de una porcelana misteriosa agregada a la multiplicidad de las formas táctiles, góticas, funcionales"

La exposición, que combinaba colecciones de conchas con poemas dedicados al mar, me hicieron conocer un poco mas e interesarme por la vida del escritor en la Isla Negra. Hasta tal punto que salí con ganas de iniciar una colección de conchas para mi hijo, impulso que evidentemente se enfrió, ya que bastantes objetos tenemos en casa como para dedicarnos a las caracolas. Nos conformamos, en aquel momento, con comprar el catálogo.

Esta tarde, dedique un rato a disfrutar de los versos del poeta y de las fotografías de su excelente colección.

"Necesito del mar porque me enseña:

no sé si aprendo música o conciencia".