Hay noches en las que viajas con las palabras, pero no viajas a lugares geográficos, sino a momentos o sensaciones, casi siempre acompañados por el arte. Esos momentos son especiales y ocurren sin previo aviso, de repente y sin pensar.
Estas noches nos trasladan a lugares llenos de belleza, durante la conversación con buenos amigos que disfrutan viajando conmigo por el tiempo, y pueden conseguir llevarnos al renacimiento de Leonardo y contemplar con los ojos del pintor a Bianca Sforza, e imaginar la admiración de su padre Ludovico, al ver su retrato realizado con motivo de la boda de la joven y el milagro del descubrimiento de la obra, tras tantos años en el anonimato.
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