Cuento los días para volverme a marchar. Acaban de llegar las lluvias y ya añoro la luz, con un verano que llegó tarde y a destiempo, sin apenas darme cuenta, el reino del musgo vuelve a ser de color gris. Espero que sea pronto el viaje, en sólo unos días, Mallorca me espera, tengo una lista gastronómica importante y quiero volver a disfrutar de los rincones descubiertos, del paisaje mediterráneo, ahora ya sin turistas. Mientras tanto cuido de mi jardín de invierno, con la colección de cactus de Ikea y las orquideas prestadas que pasarán una temporada en mi invernadero particular para devolverselos a su dueña la próxima primavera, ya floridas.
Son días de poner todo en orden y volver a poner todo patas para arriba, como suele ser mi vida. Es lo que tiene la tarde con invitados especiales, pequeños ruidosos, amistades que seguramente duraran toda la vida.
Y mientras tanto pienso en volver pronto a París, oh là, là.
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