Tras un largo viaje lleno de calor y después de una ducha, pijama y cena reparadora, el pequeño, ayer por la noche cogió un cuento como de costumbre. Esta vez tocaba uno en portugués de bruxas e feitiços. Por un momento me hizo sentir una princesa cuando muy serio me lo da para que se lo lea y me dice: Mama, hazme los honores. Sonreí sin que se diera cuenta. Sentí que me lo decía Burt Lancaster en Il Gattopardo y comenzabamos a bailar, ese vals que tanto me gusta.
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