jueves, 19 de julio de 2012

como un lirón



He dormido diez horas, como un lirón, y sin tropiezos. Ya no me acuerdo de la última vez que esto pasó. La casa estaba en silencio y yo conseguir desenchufar el disco duro que me mantiene en vela muchas noches. Hace dos días que el pequeño se independizó, mi hermano lo invitó a irse con su familia a la playa y para mi sorpresa, pues era la primera vez que lo conseguiamos, dijo que si, que se iba dos noches.
Preparamos juntos su maleta, la ropa, los bañadores, gorros, juguetes y muchos muchos libros, para sentirse como en casa, y lo vinieron a buscar. Nos dimos un gran abrazo de despedida y le dije si quieres volver o hablar conmigo, píde que me llamen por teléfono, me contestó: no te voy a llamar.
La independencia llega a los cuatro años y estoy orgullosa de él. Acabo de llamar para preguntar como habían dormido y mi hermano me dijo que ya quiere volver, que ya han pasado las dos noches. Esta tarde lo voy a buscar, en mi descanso lo he echado mucho de menos.

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