jueves, 6 de septiembre de 2012

el trabajo me mata







Estoy hecha una cataplasma, para entendernos mejor, el inicio del trabajo o mas bien el no poder desconectar me ha llenado males, empiezo a pensar en el budú y sus poderes, tengo conjuntivitis aguda y no paro de llorar,  el caso es que no he podido dejar de asistir a una reunión por la mañana y realmente daba pena, en todos los sentidos de la palabra, por los ojos enrojecidos y por la cara de llorona, por lo que tuve que explicar uno de los males que me aquejaban a todos los presentes que con el rabillo de sus ojos sanos disimulaban como si no se diesen cuenta del desaguisado de cara con la que me presenté, el otro, que me mantiene entre cojines y parezco una recien parida es un lumbago de caballo, iniciado tras un intento, ayer por la tarde de recoger mínimamente el caos generalizado del hogar, al agacharme para agarrar algo, que ni me acuerdo que era, y me dejó en forma de L y aún me mantiene postrada y quejosa, así que nos podemos imaginar la cara de los de la reunión. Seguro que pensaron, pobrecilla, mas le valía quedarse en casa, y yo que me creía imprescindible, pues a hacer el ridículo.
Tengo 24 horas para curar, si no del todo, para moverme sin parecer una vieja artrítica y mejorar el aspecto de mi cara, sin ojos enrojecidos  ya que el fin de semana se espera perfecto.

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