jueves, 7 de marzo de 2013

La Luz Dormida en el Espejo



El malestar que me tiene atrapada en casa desde hace unos días tiene sus ventajas, disfrutar de la soledad de mi compañía y dedicar el tiempo a actividades que no suelo dedicar el tiempo suficiente, como el de la lectura. 
Me repito, ya se que siempre hablo y escribo sobre lo mismo, pero es la limitación que tenemos los que hablamos mucho, sobre esto he leído un texto muy interesante de una persona de la que me gusta sentir sus pensamientos y  sus greguerías como las de la Serna, sobre las diferencias entre las mujeres y los hombres al utilizar el habla para comunicar, compartir o para autoafirmarse,  he aprendido mucho de esto y de todo lo que escribe, como siempre. Me gusta aprender de él, me hace sentir viva.
Estos días tengo entre la manos un libro, esperado desde hace tiempo y que al fín, de la mano de su autor llegó a mi. He tenido que esperar un tiempo para empezarlo, tras mi lectura viajera, algo que le adelanté a mi amigo cuando me lo entregó, con su cauta modestia y mi gran emoción al recibirlo.
Como ya comenté en alguna ocasión, los viajes me suelen llevar a un libro sin pretensiones, mi vida no permite en esos casos gran concentración, tiene que ser algo rápido, fácil y sin necesidad de reflexión.
En el viaje a Edimburgo, con las prisas en organizar la maleta, no llevé nada premeditado y en el avión que nos llevó Madrid me fijé que había dos mujeres leyendo la misma novela, tengo que reconocer que debo ser la única persona del planeta que no había leído ninguna crítica ni opinión sobre ella y dejándome llevar por la curiosidad durante la espera en el aeropuerto de Barajas para embarcar hacia nuestras minivacaciones, envié a la familia a comprarme el libro en el quiosco; pobrecita yo, una autentica ignorante, ya que les dije, mirad si lo tienen; no tenían uno, tenían el escaparate entero forrado con él, y por si aún no os imaginais cual es, aunque no podía ser otro número uno de las listas de ventas actuales, me estoy refiriendo al  primer libro de la trilogía de moda de las mujeres de Manhattan, tal como ponía en el reverso. Cuando aparecen con las Cincuenta sombras de Grey y me lo dan, así sin embalar, ya en la cola para embarcar, me di cuenta que algún hombre me miraba con cierta sonrisa simulada. 
Juro que no tenía ni idea del libro, así que me dispuse a leer esa joya literaria, siguiendo a la corriente de la moda y desperté de golpe en el medio del vuelo, con cierta incomodidad al  leer las apetencias sexuales de Grey y su amiga, en medio del carrito de las bebidas y mama, mira las nubes, ya estamos volando?.
No pienso hacer una crítica literaria del libro aunque para mi, a pesar de la gran aceptación social, no puedo incluirlo en el género de literatura de ningún tipo, y se que con esto me gano la enemistad de los miles o millones o los seguidores que tenga, quizás el de la literatura fácil de leer y dificil de olvidar que has caido en un producto social.
 El libro se terminó en el viaje de vuelta, esta vez procuré que no me vieran leyéndolo, no por vergüenza, mas que nada por mantener cierta intimidad. Tras comentar con alguna amiga mi descubrimiento, pude constatar que debo ser la última mujer del mundo que no conoce, le gusta, desea o directamente esta enamorada de Grey. Me cuesta que esta novela haya servido para iniciar las relaciones sexuales de las adolescentes, que haya encendido llamas extinguidas de maduritas y que haya creado adicción y cuente con un ejército de admiradoras. A mi me gusta el hombre real, aunque no tenga las aficiones de Grey, ni sea tan perfecto, ni lleve pantalones caidos y camisas blancas, que no tenga helicóptero, avión, edificio de oficinas ni más fantasmadas con las que hace caer rendida de amor a su chica. En fin, creo que le he dedicado demasiado tiempo, pero es que hoy lo tengo.Creo que ha quedado claro que para mi la trilogía se terminó en el primer libro.

Tras la llegada del viaje, nuestro amigo vino a visitarnos con la sorpresa con la que comencé este texto y bromeando con él, pero sin dejar de pensar que algo de cierto había en lo que le decía, comenté, voy a necesitar un tiempo para pasar de Grey a Velázquez, y así fue.

La Luz Dormida en el Espejo, memorias de Diego Velázquez me tiene ahora entre sus brazos, enlazar estos dos libros en el mismo texto sería, en principio un sacrilegio religioso, pero la literatura es lo que tiene, la capacidad de hacerte viajar y pasar de un lugar en el tiempo y en el espacio aunque en este caso el salto sea triple y mortal.
El libro me está gustando desde el principio, la literatura histórica, en este caso del pintor sevillano, me está sorprendiendo, pues a pesar de no ser de lectura fácil, por la gran cantidad de ambientes, sensaciones y pensamientos, me requiere cierta concentración, está escrita en clave de autobiografía y añade a la parte conocida para los que estudiamos o seguimos de alguna forma la vida del pintor tantos matices desconocidos, de una riqueza veraz, que parece que estás viviendo su propia vida. Puedo decir sin ninguna duda que auguro un gran futuro literario a nuestro amigo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Datos personales

Seguidores