miércoles, 20 de marzo de 2013

La verbena


Reconozco que puedo sorprender por mi gusto por las verbenas, forman parte de mi añoranza de la juventud y supongo que el inicio de la primavera me ha calentado un poco la cabeza y me han entrado ganas de recuperar un tiempo que ya no va a volver, pero debo decir, sin ningun tipo de vergüenza, que durante años, fue una de mis aficiones veraniegas favoritas.
Salir de trabajar y partir, rumbo al mar, con la única prisa de llegar antes de la puesta de sol, cenar en algún chiringuito de playa, un marisquito y un albariño, esperar la  salida de la luna o de las estrellas y tras cerrar el local, coger rumbo a la ciudad, de vuelta para casa y parar en cualquier pueblo, de los muchos que celebran algún santo veraniego y bailar, totalmente integrada en la fiesta, un agarrao con la canción de moda de ese año. 
Han sido de los mejores momentos de esos veranos, en los que casi nunca pude disfrutar de vacaciones, y me llevaron a conocer con ojos güiri  la costa galaica. Una afición que tengo que volver a recuperar.

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