sábado, 27 de octubre de 2012

que frío hace...



Menudo cambio de tiempo, hace unos días cenando tan ricamente en una terraza o tomando café al solecito otoñal y hoy, de repente, sin enterarnos, el nordeste, ese viento que te corta la cara y te hiela las manos, convirtiendo la calle en una carrera glacial por encontrar de nuevo el hogar. Y claro, como no se nos había ocurrido algo mejor que hacer, el pequeño decidió que era el momento ideal para ir al parque. En esta ciudad de provincias tenemos muchos parques, pero está claro que la mayoría de los que deciden la ubicación de los mismos o no tienen hijos o no van al parque con ellos, porque aquí hay unos cuantos en los que  te cueces en verano y te congelas con el vendaval helado en otoño y no te cuento en invierno. Evidentemente, el mas cercano es de manual.
Pero allí estabamos, como valientes. Como se lo habia prometido pensé que no habría mucho ambiente y se aburriría pronto, pues no, un enjambre de niños abufandados y de papas ateridos, ( curiosamente no había ninguna otra mama, alguna abuela valiente, pero los demás del género masculino) que me hicieron acordarme de sus parejas y lo bien que estarían calentitas en el sofá viendo la peli de la sobremesa o leyendo tranquilas y disfrutando del silencio. Cosas de la edad...

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