lunes, 1 de octubre de 2012

amor al mar



Entre los libros que me estaban esperando, escogí para compartir la tarde con los juegos del niño, el catálogo de una exposición que descubrí hace un par de años en Madrid. Fue la casualidad de tener el hotel apenas a 100 metros del Instituto Cervantes, frente al Círculo de Bellas Artes, lo que nos hizo entrar a conocer ese majestuoso edificio, antes propiedad de un banco y rehabilitado en la actualidad como centro cultural.
No solemos visitar exposiciones, nuestro trabajo ya nos acerca demasiado a ese mundo y salvo que la ocasión lo merezca, solemos pensarlo bien antes de entrar.
Este fue un caso de flechazo inesperado, ya que tras las puertas del antiguo banco y con un título sugerente, como era  Amor al mar, las caracolas de Neruda, se escondía una interesante exposición que nos llevó a conocer la afición del poeta a la malacología, de tal intensidad, que le llevó a confeccionar una inmensa colección de caracolas, que posteriormente donó a la Universidad de Chile.

"En realidad, lo mejor que coleccioné en mi vida fueron mis caracolas. Me dieron el placer de su prodigiosa estructura: la pureza lunar de una porcelana misteriosa agregada a la multiplicidad de las formas táctiles, góticas, funcionales"

La exposición, que combinaba colecciones de conchas con poemas dedicados al mar, me hicieron conocer un poco mas e interesarme por la vida del escritor en la Isla Negra. Hasta tal punto que salí con ganas de iniciar una colección de conchas para mi hijo, impulso que evidentemente se enfrió, ya que bastantes objetos tenemos en casa como para dedicarnos a las caracolas. Nos conformamos, en aquel momento, con comprar el catálogo.

Esta tarde, dedique un rato a disfrutar de los versos del poeta y de las fotografías de su excelente colección.

"Necesito del mar porque me enseña:
no sé si aprendo música o conciencia".


 

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